sábado, 8 de septiembre de 2012

El Observador



Él no se miente. Observa e interpreta la verdad con dichosa facilidad.

Caminando por la playa, por una vereda, o un pasaje.

El observador es un caminante por excelencia. No hace camino, y no deja huella; el caminante sólo observa.

Pueda ser un niño a quien mire, un cielo, o a sí mismo. Recorre lo escencial y lo embellece con música: música para el caminante, música para el omnisciente observador.
Todo toma y pierde sentido en cuanto el caminante así lo presienta: nada más puro y determinante en su vida, que el mostrarse a sí mismo lo dulce y lo amargo de su propia existencia, la existencia del caminante, del observador.

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