No se si estará ahí para siempre.
Aparece cuando tengo fiebre, o
cuando no estoy de buen humor.
Incluso a veces el infierno me da rabia.
Es como trabajar para nadie, o
vivir para nadie.
Aún recuerdo esas horas, o esos años, en que
se me olvidó vivir.
Quizás todos en algún momento decidimos
que hay que olvidarse de vivir.
No vale la pena dejar de lado la vida
simplemente por llegar a ser el primero.
Existe la posibilidad de que ese
sea el único descontento de los contentos.
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